ESPAÑA EN JUEGO: DISGREGACIÓN, CONFEDERACIÓN, UNIÓN FEDERAL O UNIÓN JACOBINA
Por Luis Bouza-Brey
Estos días lleva rondándome por la cabeza el escribir un artículo sobre el futuro de España desde el punto de vista de las opciones que plantean el País Vasco y Cataluña. Me resisto a escribirlo porque mi hartazgo frente a la estupidez de unos y la incompetencia de otros es muy intenso, pero el tiempo se agota y creo que constituye una obligación para mi escribir sobre este tema esencial y vital, pese a toda mi desesperanza y desprecio ante los actores políticos actuales.
El catalizador de mi asunción del compromiso de escribir el epílogo del régimen del 78 ha sido este informe de la fundación FUNCIVA publicado hoy por la Voz de Barcelona y que os facilito a continuación. Pero antes debo exponeros mi percepción de como veo las cosas:
Hemos llegado al punto final de un proceso degenerativo que culminará el 25 de noviembre, y a los nacionalistas hay que pararlos, si deseamos mantener un régimen de libertad e igualdad para España. Esta detención del proceso disgregador impulsado por los nacionalistas desde los años ochenta del siglo XX, debe realizarse, y o bien los detienen los catalanes derrotándolos en las urnas, o bien deben hacerlo el resto de los actores políticos del país, principalmente el Gobierno y los dos grandes partidos.
El problema de este asunto es encontrar la forma y el procedimiento de sustituir un modelo de Estado agonizante y destructivo por otro que fortalezca la Unión y el Estado. Pero esta sustitución debe iniciarse girando el rumbo de toda la situación anterior, iniciando un nuevo proceso de fortalecimiento del Estado mediante la deslegitimación de la idea de que todo lo que sea descentralizar sin límite es positivo.
Porque la cesión de poder desde el centro a la periferia, sin límites establecidos y fijos, conduce a la anarquía y la desintegración, y a ese punto hemos llegado en la actualidad: los nacionalismos ya no tienen más que reclamar que no sea la ruptura de la solidaridad (“Pacto fiscal” insolidario, Concierto) y/o la de la unidad política. Y los responsables principales de que hayamos llegado a esta situación han sido las instituciones estatales y los dos grandes partidos, con sus Gobiernos respectivos, que han cerrado los ojos ante la creciente osadía de los nacionalismos, la violación de la Constitución y la aceptación de las mandangas de un autogobierno ilimitado, el federalismo asimétrico de los troyanos del PSC, el “fet diferencial” del etnonacionalismo catalán y el nacionalismo obligatorio filoterrorista del PNV.
Han sido responsables de toda esta estafa los dos grandes partidos y sus Gobiernos, unas instituciones jurisdiccionales ciegas, sordas y mudas ante la violación de la Constitución y la ley, y la Corona, que no ha tenido la suficiente energía moral como para frenar el proceso degenerativo mediante su influencia en la opinión pública.
En fin, esta es mi tesis principal, que me comprometo a desarrollar estos días con un bosquejo del panorama político del país, y proporcionándoos como anticipo una copia del artículo de FUNCIVA que inserto a continuación.
Conviene abrir un debate articulado sobre este asunto, y el informe de FUNCIVA es un buen punto de partida:
Estos días lleva rondándome por la cabeza el escribir un artículo sobre el futuro de España desde el punto de vista de las opciones que plantean el País Vasco y Cataluña. Me resisto a escribirlo porque mi hartazgo frente a la estupidez de unos y la incompetencia de otros es muy intenso, pero el tiempo se agota y creo que constituye una obligación para mi escribir sobre este tema esencial y vital, pese a toda mi desesperanza y desprecio ante los actores políticos actuales.
El catalizador de mi asunción del compromiso de escribir el epílogo del régimen del 78 ha sido este informe de la fundación FUNCIVA publicado hoy por la Voz de Barcelona y que os facilito a continuación. Pero antes debo exponeros mi percepción de como veo las cosas:
Hemos llegado al punto final de un proceso degenerativo que culminará el 25 de noviembre, y a los nacionalistas hay que pararlos, si deseamos mantener un régimen de libertad e igualdad para España. Esta detención del proceso disgregador impulsado por los nacionalistas desde los años ochenta del siglo XX, debe realizarse, y o bien los detienen los catalanes derrotándolos en las urnas, o bien deben hacerlo el resto de los actores políticos del país, principalmente el Gobierno y los dos grandes partidos.
El problema de este asunto es encontrar la forma y el procedimiento de sustituir un modelo de Estado agonizante y destructivo por otro que fortalezca la Unión y el Estado. Pero esta sustitución debe iniciarse girando el rumbo de toda la situación anterior, iniciando un nuevo proceso de fortalecimiento del Estado mediante la deslegitimación de la idea de que todo lo que sea descentralizar sin límite es positivo.
Porque la cesión de poder desde el centro a la periferia, sin límites establecidos y fijos, conduce a la anarquía y la desintegración, y a ese punto hemos llegado en la actualidad: los nacionalismos ya no tienen más que reclamar que no sea la ruptura de la solidaridad (“Pacto fiscal” insolidario, Concierto) y/o la de la unidad política. Y los responsables principales de que hayamos llegado a esta situación han sido las instituciones estatales y los dos grandes partidos, con sus Gobiernos respectivos, que han cerrado los ojos ante la creciente osadía de los nacionalismos, la violación de la Constitución y la aceptación de las mandangas de un autogobierno ilimitado, el federalismo asimétrico de los troyanos del PSC, el “fet diferencial” del etnonacionalismo catalán y el nacionalismo obligatorio filoterrorista del PNV.
Han sido responsables de toda esta estafa los dos grandes partidos y sus Gobiernos, unas instituciones jurisdiccionales ciegas, sordas y mudas ante la violación de la Constitución y la ley, y la Corona, que no ha tenido la suficiente energía moral como para frenar el proceso degenerativo mediante su influencia en la opinión pública.
En fin, esta es mi tesis principal, que me comprometo a desarrollar estos días con un bosquejo del panorama político del país, y proporcionándoos como anticipo una copia del artículo de FUNCIVA que inserto a continuación.
Conviene abrir un debate articulado sobre este asunto, y el informe de FUNCIVA es un buen punto de partida:
